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¿Sirven para algo las referencias?

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Estamos muy acostumbrados a pedir referencias profesionales de un candidato a las empresas en las que trabajó anteriormente. Esta suele ser una fuente más de datos que sirve para confirmar o clarificar aquellos aspectos que durante el proceso de selección no hayan quedado de todo claros. De hecho, la mayoría de consultorías de RRHH suelen incluir estas referencias en los informes que hacen de los candidatos. Dentro del mundo 2.0 han ido apareciendo nuevos formatos de referencias y cada vez es más común encontrarlas en los perfiles de Linkedin. Es algo muy habitual y aceptado, pero particularmente me generan dudas: ¿A quién debemos pedir las referencias? Muchos entrevistadores piden al entrevistado el nombre y el teléfono de alguna persona que supervisara su trabajo anteriormente. Hace poco, una amiga me decía que ella solía dar el teléfono de su pareja para asegurarse de que las referencias siempre fueran impecables. Si alguien tuviera algo negativo que decir del candidato e...

Se trata de evolucionar, no de revolucionar

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Hace un tiempo, después de unos pocos días trabajando en un nuevo empleo, el gerente me preguntó la opinión que tenía de las políticas de RRHH de la compañía y me pidió las ideas y sugerencias de mejora que tenía en aquel momento. Yo acababa de aterrizar y mi procedencia era otra empresa completamente diferente en todos los aspectos, por lo que me resultaba fácil identificar muchas cosas que, al menos, llamaban mucho mi atención. Sin embargo no mencioné ninguna de ellas y le pedí tiempo antes de poner en duda los métodos de trabajo que habían conseguido mantener a la compañía con buenos resultados económicos hasta aquel momento. Insistió, pero yo sabía que hablar más de la cuenta en aquel momento podría costarme arrepentirme en el futuro. A medida que fueron pasando las semanas, me fui aclimatando a mi nuevo ecosistema, completamente diferente al que había vivido durante muchos años en mi empleo anterior. Una vez conocida la cultura, los valores y las necesidades reales que tenía ...

Liderazgo impostado

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Ya vimos hace un tiempo lo fácil que es aprenderse teorías del liderazgo y lo difícil que resulta ponerlas en práctica para aquellas personas que se centran únicamente en los resultados a corto plazo y se olvidan de las personas. Son muy eficientes en el corto plazo, pero a largo plazo, obtienen equipos destrozados que dejan de obtener buenos resultados. Pero para entonces ellos ya estarán (o esperan estar) en otro lugar.  Liderar es creer en el proyecto a corto, medio y largo plazo. Pero sobretodo es creer en las personas siempre, incluso cuando las cosas no salen bien a la primera. Pero hay un tipo de liderazgo más complejo. Desconozco si ya tiene nombre académico, pero merece una mención especial en el blog: el líder impostado. Se trata de una persona que reúne buena parte de las características necesarias para liderar a un equipo pero decide abandonarlo a su suerte y primar sus objetivos individuales. Es un liderazgo que parte de la mentira y vive de la continua a...

¡No me pagan por pensar!

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¡Claro que sí! Ha llegado el día de hacer un pequeño homenaje a una de las frases más populares de cualquier compañía. Por mucho que pasen los años y por mucho que cambie el mercado laboral, esta frase resiste sin mostrar signos de cansancio. Por partes: Tampoco te pagan por respirar y respiras mientras trabajas, ¿no? Es decir, como ser humano, piensas siempre. De hecho, para llegar a la conclusión de que no te pagan para pensar, ya estás pensando. Para saber que tu jefe/a, tu trabajo o tus condiciones son indecentes, también has tenido que realizar un razonamiento previo. Por tanto, si no te pagan para pensar, sería mejor que pusieran una máquina, ya que no aportas nada que no pueda aportar una máquina. Es más, ella es más barata, no cogerá la baja y no se quejará nunca. Así que, si realmente crees que no te pagan para pensar, ves buscando curro. Ten la certeza de que, tarde o temprano, te sustituirá una máquina. Es más, cuando eso suceda, piensa que habrá gente que piense que ...

¿Por qué elegimos al líder?

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Mucho se ha escrito ya sobre las cualidades que debe tener un buen líder. Hace un tiempo las repasamos en la entrada "cuánto cuesta el liderazgo"  y valoramos como casi imposible que una sola persona pudiera reunirlas todas. Pero lo cierto es que hay personas que lideran grupos y otras que no. ¿Cuál es la clave del liderazgo? ¿Qué hace que el grupo decida seguir a un miembro y no a otro? Todos los motivos que han escrito los gurús del liderazgo se resumen en uno solo: elegimos como líder a aquella persona que pensamos que nos va a ir mejor para defender nuestros intereses como grupo o como individuos. Ya desde niños suelen ser los padres los que influyen en diferentes aspectos de la vida. No en vano, ellos nos facilitan los recursos necesarios para subsistir. Lionel Messi o Cristiano Ronaldo son líderes sobre un campo de fútbol porque son excelentes jugadores y pueden determinar muchas victorias a sus equipos, aunque es posible que fuera del campo no s...

El mensaje para los que se quedan es muy importante

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Cuando un/a trabajador/a se desvincula o está a punto de hacerlo, tendemos a ver de forma diferente el trato que debemos darle. Si la desvinculación viene por su parte, además, surgen los egos y orgullos si se entiende que hay infidelidad o traición. Ya vimos hace un tiempo que la relación laboral se basa en un contrato de trabajo , pero todavía son muchos los empresarios que reaccionan de forma vengativa ante estas situaciones, ya que se lleva al terreno personal. Al fin y al cabo, la imagen que el empleado tenga de la compañía pasa a ser poco importante, ya que finaliza su vinculación con la empresa y ya nos preocupan poco su compromiso y motivación. Sin embargo, cada vez que decidimos tomar (o no tomar) una acción que afecta directamente a un empleado, todos los que están a su alrededor lo sabrán y entenderán que esa es la manera de actuar de su compañía y que, por lo tanto, en un futuro, podrían recibir un trato similar. Por ejemplo, si decidimos sancionar a un...

Soy demasiado normal

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Hace poco, acompañando a un comercial ( ya comentamos hace un tiempo que para conocer el negocio hay que estar en él ), me lanzó algo que por contexto debía ser un halago: "tu mejor virtud es que eres un tío muy normal". Debo reconocer que me sorprendió. Nunca me habían dicho algo así... No quise preguntar más para no parecer pedante. Tras el impacto inicial empezó mi interpretación subjetiva de la frase. Es decir, con una carrera universitaria, con dos másters y con más de 14 años de experiencia en la gestión de personas, ¿mi mayor virtud se limita en ser "normal"? Analicemos que significa ser normal en el ámbito de recursos humanos: Percibimos como normal a alguien que habla nuestro idioma, que no habla con palabras exageradamente técnicas para impresionar. Creemos que lo normal es lo que está más cerca de nosotros, por lo que ser normal significa ser cercano. Es imprescindible conocer el entorno laboral del interlocutor para entender sus preocupaci...