Esopo cuenta la historia de la gallina de los huevos de oro: Un humilde granjero descubrió un día que su gallina había puesto un reluciente huevo de oro. Primero pensó que debía tratarse de algún tipo de fraude. Pero cuando iba a deshacerse del huevo, lo pensó por segunda vez y se lo llevó para comprobar su valor. ¡El huevo era de oro puro! El granjero no podía creer en su buena suerte, pero más incrédulo se mostró cuando comprobó que la experiencia se repetía y la gallina ponía un huevo de oro cada día. Sin embargo, con la riqueza, llegó la impaciencia y la codicia e, incapaz de esperar día tras día los huevos de oro, el granjero mató a la gallina para obtener todos los huevos de una vez. Pero al abrir el ave, la encontró vacía. No había huevos de oro y no habría modo de conseguir ninguno más porque el granjero había matado a la gallina que los producía. Desde el punto de vista de la gestión de personas, podemos funcionar desde el paradigma de los huevos de...
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