¿Por qué el trabajo se parece cada vez más a una relación de pareja?

Hace varias décadas, divorciarse estaba mal visto socialmente. Por lo menos, no estaba tan normalizado como en la actualidad. El concepto era que si te casabas, era para toda la vida, independientemente de lo que te encontrases tras pasar por el altar. Así, muchas parejas pasaban años soportándose mutuamente, condenadas a la infelicidad hasta el final de sus días.

A nivel laboral, sucedía un poco lo mismo: el objetivo de la mayoría de personas era empezar a trabajar en una gran empresa, promocionar si era posible y encontrar un trabajo "para toda la vida". Las empresas adoptaban un talante paternalista y sus empleados juraban fidelidad eterna a sus empleadores. Así, los trabajadores que decidían causar baja voluntaria para emprender otros caminos, eran vistos como traidores desagradecidos. En las entrevistas de selección, se solía sospechar de aquellos empleados que habían tenido varios empleos porque se consideraba que eran "los culpables de no haberse adaptado a ningún sitio". En cambio ahora, cada vez nos parece más normal que un trabajador se haya movido por diferentes empresas y lo vemos como algo positivo, porque ha ganado en diferentes experiencias y formas de trabajar.


Hoy sabemos que el trabajo "para toda la vida" ya no existe, porque aunque la empresa nos lo garantizase por escrito, ¿quién asegura la supervivencia de dicha empresa hasta que nos jubilemos? La pandemia ya se ha llevado por delante a muchas organizaciones, pero incluso aquellas que obtienen grandes resultados pueden ver como su situación cambia en un futuro o incluso pueden ser compradas por otras empresas más grandes.

La relación de pareja hay que cuidarla. No basta con conquistar su corazón hasta el día de la boda. Hoy en día, es fácil encontrar parejas rotas a nuestro alrededor. Ya no existe el amor para toda la vida porque sí. El día que tenemos el amor garantizado para siempre, habremos empezado a perderlo. Hay que seguir cuidando los detalles, haciendo que la otra persona se sienta especial, etc. En definitiva, hay que hacer que su vida a nuestro lado sea mejor que sin nosotros.

Lo mismo sucede a nivel laboral. Si no cuido el valor añadido que aporto a la empresa, si me relajo y no cuido mi empleabilidad, estaré empezando a romper la relación que me une a mi trabajo. Cuando escucho frases del tipo "no me pagan para hacer más", pienso que esa será una de las personas que primero caiga si las cosas vienen mal dadas. Ese es el pensamiento de los empleados que creen haber encontrado un trabajo para toda la vida y que se van colocando los primeros en la rampa de salida.

Cuando un buen trabajador se va, no es un traidor, es que cree que fuera le van a tratar mejor.

Por otro lado, las empresas que creen que sus empleados no se irán nunca, están comprando muchos boletos para perder a sus mejores trabajadores. Cuando no cuidamos el talento, los primeros que se van son los mejores. Los malos, los que siempre se quejan pero no hacen nada para cambiar, esos se quedan hasta el final porque la competencia no los quiere.

La relación laboral se mantendrá hasta que a las dos partes deje de irles bien. No hay romanticismos que valgan. Los trabajadores debemos esforzarnos por mantener nuestra empleabilidad, nuestro valor añadido y las empresas deben cuidar de sus equipos y ofrecerles proyectos y condiciones que sigan siendo interesantes.

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