El papel de RRHH en la cultura de la innovación

 A pesar de que llevamos mucho tiempo hablando de los entornos VUCA, nunca hubiéramos imaginado lo que nos ha tocado vivir durante el año que estamos a punto de dejar atrás. Todos hemos tenido que transformar nuestra manera de trabajar y gestionar de forma acelerada y, ahora más que nunca, la capacidad de innovación se vuelve estratégica en las empresas. 

Pero ¿qué es innovar? La definición académica es “cambiar las cosas introduciendo novedades”. De esta definición de la RAE, me llama la atención que utiliza la palabra “cosas”. Es decir, podemos innovar en prácticamente todo, pero la otra palabra clave de la definición es el verbo “cambiar”. Todo cambio genera resistencias y miedos. Es una reacción natural y de supervivencia, pero que limita nuestra capacidad de mejorar. De hecho, las dificultades emocionales para llevar a cabo un cambio significativo suelen ser mayores que las dificultades técnicas.


Las organizaciones suelen decir que premian la innovación (¡faltaría más!), pero ¿qué sucede cuando una persona disruptiva se incorpora en sus equipos? ¿cómo reaccionan cuando esa persona empieza a cuestionar los procedimientos de trabajo, los métodos o incluso el producto final? 

De tener una mentalidad de mejora continua a ser una persona conflictiva hay una delgada línea en muchísimas empresas.

Las principales resistencias suelen ser:

  • la resistencia para salir de la zona de confort
  • el temor a lo desconocido
  • la incertidumbre
  • la inseguridad de ser capaces de aprender lo nuevo
  • desconfianza en el cambio

Todas estas causas son emocionales y, siendo así, el departamento de gestión de personas tiene mucho que aportar en este terreno. La clave, como en muchas otras cosas, es la comunicación. Innovar requiere de promover una cultura abierta y dialogante, capaz de generar confianza y debate. 

Debemos conseguir que todo el mundo conozca la finalidad y justificación de cada proyecto. Si quieres motivarme, dame motivos.

Nunca sabemos de dónde puede venir una idea brillante. Gestionar innovación demanda apostar por la conexión de personas, equipos e ideas. Hay que olvidarse de departamentos estanco y de descripciones de puestos de trabajo estrictas para apostar por equipos interdisciplinares que puedan aportar conocimiento en su área de especialización. Por cierto, si queréis matar la innovación para siempre, menospreciar cualquiera de las ideas que os lleguen (si es en público, mejor)


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