La trampa de la poca o nula rotación de personal

El concepto de rotación de personal se emplea para nombrar al cambio de empleados en una empresa. Se dice que el personal rota cuando trabajadores se van de la compañía (ya sea porque son despedidos o renuncian) y son reemplazados por otros.

Tendemos a asociar la rotación de personal a una mala gestión de personas y los equipos de RRHH suelen dedicar grandes esfuerzos a contener esta ratio para no tener que justificarse frente a sus Direcciones.
Sin embargo, una tasa de rotación excesivamente baja o nula es igualmente tóxica y no solemos prestarle la misma atención porque no la percibimos como peligrosa. Una tasa de rotación muy baja o nula puede reflejar alguno de estos problemas:

  • Los salarios de la empresa están muy por encima de mercado y eso hace que nuestros empleados no se marchen, aunque se sientan quemados. Esto acabará afectando al clima laboral y a la productividad.
  • Nuestros empleados no se sienten preparados para desarrollar sus funciones fuera de la compañía y dudan de su propia competencia, por lo que se creen más seguros en la empresa en la que ya llevan años trabajando y en la que “no les van a echar”.
  • Los empleados están instalados en su área de confort y no quieren hacer ningún esfuerzo por salir de ella o irla haciendo más grande, por lo que la compañía no evoluciona.
  • Ante una situación económica global adversa, valoran la estabilidad que les da su empresa actual, pero esto no significa que se sientan identificados con el proyecto.
  • Saben que en otras empresas no les van a permitir ciertas actitudes o comportamientos que en su empresa actual sí les permiten porque “ya sabes cómo es Fulanito y no le vamos a cambiar ahora”.
  • Entre los perfiles técnicos, nuestros empleados son mediocres y por ello ningún headhunter quiere contactar con ellos. No son atractivos para nuestra competencia.
  • La empresa es consciente de que debería actuar frente a determinadas situaciones y despedir a determinados perfiles, pero no lo hace porque es muy caro o porque supone afrontar un conflicto.

En realidad, ninguna de estas razones es buena para el negocio. Queremos empleados que quieran quedarse porque están comprometidos y generan resultados. Personas que se quedan en la empresa porque se sienten cómodas, saben que en otros lugares no van a recibir el mismo salario o tener las mismas responsabilidades, impactan muy negativamente en los resultados.

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