Nunca he sido simpatizante de Apple. Ni tengo Iphone, ni Mac, ni Ipad, ni nada con una manzana dibujada en su parte posterior. Sin embargo, ante este discurso, me quito el sombrero:
Después de mucho tiempo, en el que he tenido abandonado el blog por diferentes motivos, hoy me apetece compartir con vosotros algunas ideas básicas sobre la gestión de conflictos. En las empresas, como en cualquier ámbito en el que las personas se relacionen entre ellas, aparecen diferentes tipos de conflictos, por lo que es importante conocer las herramientas para afrontarlos. Sabemos que van a aparecer tarde o temprano, por eso será importante gestionarlos de forma correcta. Comunica abiertamente: Fomenta una cultura de comunicación abierta en tu organización. Anima a tus empleados a expresar sus preocupaciones y opiniones de manera clara y respetuosa. La comunicación abierta puede ayudar a prevenir conflictos y a resolverlos de manera efectiva cuando surgen. Escucha activamente sin prejuzgar: Escucha activamente a tus empleados cuando expresen sus preocupaciones. Presta atención a sus puntos de vista y trata de entender su perspectiva. La escucha activa puede ayudar a reducir la te...
Lo aprendimos de forma inconsciente cuando decíamos: "he aprobado 4 y me han cateado 3". No éramos conscientes pero estábamos atribuyendo la responsabilidad de nuestros éxitos a nosotros mismos y la de nuestros fracasos a los demás. Nadie aprobaba mates porque le cayese muy bien al profe, pero sí sucedía de forma frecuente lo contrario. En la facultad de psicología de la UAB nos explicaban que esto era un mecanismo inconsciente para proteger nuestra autoestima. Parece que si nos hiciéramos culpables de todo lo malo que nos sucede, no podríamos soportarlo. En el entorno laboral sucede algo parecido. Todos quieren salir en la foto cuando se consigue algo positivo, pero se esconden lo mejor que pueden y saben cuando hay un problema. En realidad, a quién atribuimos la responsabilidad de las cosas que nos pasan puede llevarnos de la excelencia a la mediocridad. Echar la culpa a otros de nuestros "suspensos" es una irresponsabilidad. Si además nos lo creemos, no haremo...
Casi todos los manuales de liderazgo hablan de tres estilos dominantes: autoritario, democrático y laissez-fair. Desde siempre se nos ha explicado que el mejor estilo es el democrático, ya que este tipo de líder, guía al grupo y promueve la participación en la toma de decisiones. Por contra, los tipos laissez-fair y autoritarios parecen estilos a evitar por cualquier líder que se precie. Laissez-fair significa "déjalo ser" en francés y, con este estilo, el grupo funciona sin ningún tipo de directriz. Cada trabajador se supone responsable de qué hace y de cómo lo hace, mientras el líder no interviene. El estilo autoritario es el radicalmente opuesto, es decir, el líder dicta qué hacer y cómo hacerlo, sin dar opción a la participación del grupo. Como ya hemos dicho algunas veces, al líder también le hacen los miembros de su equipo y es importante que sepa adaptarse a ellos. En ocasiones, el equipo requiere ser liderado de una manera o de otra en función de su experiencia...
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