Nunca he sido simpatizante de Apple. Ni tengo Iphone, ni Mac, ni Ipad, ni nada con una manzana dibujada en su parte posterior. Sin embargo, ante este discurso, me quito el sombrero:
Lo aprendimos de forma inconsciente cuando decíamos: "he aprobado 4 y me han cateado 3". No éramos conscientes pero estábamos atribuyendo la responsabilidad de nuestros éxitos a nosotros mismos y la de nuestros fracasos a los demás. Nadie aprobaba mates porque le cayese muy bien al profe, pero sí sucedía de forma frecuente lo contrario. En la facultad de psicología de la UAB nos explicaban que esto era un mecanismo inconsciente para proteger nuestra autoestima. Parece que si nos hiciéramos culpables de todo lo malo que nos sucede, no podríamos soportarlo. En el entorno laboral sucede algo parecido. Todos quieren salir en la foto cuando se consigue algo positivo, pero se esconden lo mejor que pueden y saben cuando hay un problema. En realidad, a quién atribuimos la responsabilidad de las cosas que nos pasan puede llevarnos de la excelencia a la mediocridad. Echar la culpa a otros de nuestros "suspensos" es una irresponsabilidad. Si además nos lo creemos, no haremo...
Después de mucho tiempo, en el que he tenido abandonado el blog por diferentes motivos, hoy me apetece compartir con vosotros algunas ideas básicas sobre la gestión de conflictos. En las empresas, como en cualquier ámbito en el que las personas se relacionen entre ellas, aparecen diferentes tipos de conflictos, por lo que es importante conocer las herramientas para afrontarlos. Sabemos que van a aparecer tarde o temprano, por eso será importante gestionarlos de forma correcta. Comunica abiertamente: Fomenta una cultura de comunicación abierta en tu organización. Anima a tus empleados a expresar sus preocupaciones y opiniones de manera clara y respetuosa. La comunicación abierta puede ayudar a prevenir conflictos y a resolverlos de manera efectiva cuando surgen. Escucha activamente sin prejuzgar: Escucha activamente a tus empleados cuando expresen sus preocupaciones. Presta atención a sus puntos de vista y trata de entender su perspectiva. La escucha activa puede ayudar a reducir la te...
Esopo cuenta la historia de la gallina de los huevos de oro: Un humilde granjero descubrió un día que su gallina había puesto un reluciente huevo de oro. Primero pensó que debía tratarse de algún tipo de fraude. Pero cuando iba a deshacerse del huevo, lo pensó por segunda vez y se lo llevó para comprobar su valor. ¡El huevo era de oro puro! El granjero no podía creer en su buena suerte, pero más incrédulo se mostró cuando comprobó que la experiencia se repetía y la gallina ponía un huevo de oro cada día. Sin embargo, con la riqueza, llegó la impaciencia y la codicia e, incapaz de esperar día tras día los huevos de oro, el granjero mató a la gallina para obtener todos los huevos de una vez. Pero al abrir el ave, la encontró vacía. No había huevos de oro y no habría modo de conseguir ninguno más porque el granjero había matado a la gallina que los producía. Desde el punto de vista de la gestión de personas, podemos funcionar desde el paradigma de los huevos de...
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