Los 12+ 1 errores más habituales de nuestras Direcciones

A lo largo de mi experiencia, he ido conociendo diferentes estilos de dirección. Evidentemente, algunos me han gustado más que otros, pero todos marcan la gestión de personas en la organización.

A continuación, detallo algunos de los errores más evidentes que se dan en los estilos de Dirección:


  1. Abusar de la autoridad. De esta manera, cabe una mínima posibilidad de conseguir resultados a muy corto plazo, pero se penaliza de forma imperdonable el resultado a largo plazo. Con este estilo de dirección, la plantilla trabaja atemorizada, lo que condena su iniciativa y su desempeño. Además, genera estrés y ansiedad, incrementando los niveles de absentismo.
  2. Trato demasiado familiar. En las relaciones entre personas se establecen vínculos con características muy particulares. Las personas tienen más o menos feeling sin explicación aparente, pero en el puesto de trabajo, la Dirección debe mantener su rol. El trato cercano es muy positivo. El exceso de confianza fatal. Mantener el equilibrio es el reto.
  3. Falta de comunicación. No basta con un buzón de sugerencias. Comunicar es una actitud. El origen de muchos problemas suele partir de una mala comunicación. La solución sencilla a dichos problemas pasaría por un sistema de comunicación bidireccional y eficaz. Suele ser mucho más importante lo que se escucha que lo que se dice.
  4. No afrontar los problemas. Es bastante habitual esperar a que los problemas se solucionen solos, pero eso no sucede nunca. Es posible que se escondan durante un tiempo, pero los problemas no solucionados eficazmente volverán con más fuerza. 
  5. Adjudicarse méritos de otros. Si algún miembro del equipo tiene una buena idea, debe reforzarse su actitud e iniciativa. La mejor manera de condenarlo es adjudicarse el mérito como propio. Podemos estar seguros de que no volverá a aportar nada. 
  6. Pensar sólo con criterios económicos cortoplacistas. Cuando una empresa nos contrata, siempre lo hace con la intención de que generemos beneficio económico. Sin embargo hay que saber que los costes intangibles pueden acabar siendo superiores a los tangibles.
  7. No cambiar. Como algo ha funcionado toda la vida... seguro que dejará de funcionar en breve. El motivo es evidente: nos guste o no, todo cambia a nuestro alrededor. La gestión eficaz consiste en adaptarse a esos cambios.
  8. No defender al equipo. Todos nos equivocamos en algún momento. Si cuando las cosas se ponen feas nuestro líder nos defiende, se generará un vínculo de fidelidad difícil de romper. Lo contrario, nos hará ver que la sensación de equipo que teníamos hasta ese momento era falsa.
  9. Considerar criterios personales para tomar decisiones. No despedir a alguien por el mero hecho de que tiene dos hijos y una hipoteca es un grave error. Despedir o sancionar es difícil, pero el trabajo del primero lo tendrá que desarrollar un segundo por el mismo precio mientras un tercero con más hijos y más hipotecas no encuentra trabajo. 
  10. Delegar poco y mal. Suele ser un signo de inseguridad cuando en una empresa no se toma ninguna decisión sin que la Dirección lo apruebe. De esta forma llega a consultarse hasta el cambio de una bombilla. Esta situación ralentiza la capacidad de reacción y genera empleados que no piensan ni aportan, sino que siguen la voz de su dueño.
  11. Recriminar errores en público. Se trata de un juego sucio en el que difícilmente se van a encontrar soluciones. En cambio, se generará una sensación de miedo entre todos los asistentes al "espectáculo".
  12. Falta de análisis y autocrítica. Los éxitos se atribuyen a nuestra gestión mientras los errores se atribuyen a la gestión de otros. No se puede mejorar nada si se considera que todo se hace bien. 
Por último por ser el error más importante:
  1. No conocer el nombre de la persona que limpia su despacho.
De todas formas, a modo de reflexión y como diría un amigo mío, "si algún día eres director, querrás cambiar todo eso y lo harás todavía peor".

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