¡La puerta es muy grande!

Seguro que alguna vez hemos oído la frase que titula este post, sobretodo en los últimos tiempos. El problema no son las palabras, sino la actitud que refleja. La frase viene a decir que si no estás contento con lo que hay, debes abandonar el barco. No existe ningún tipo de negociación o mejora posible.  En un país en el que existe miedo real a perder el puesto de trabajo, algunos jefes aprovechan la situación económica para imponer criterios autoritarios, basándose en amenazas. 

Este tipo de conducta es claramente censurable desde un punto de vista legal y ético, pero además va en contra de los beneficios de la empresa:
  • Un empleado que teme perder su puesto de trabajo es menos productivo que alguien que no tiene esa sensación.
  • Un trabajador atemorizado será menos participativo y no tomará ningún tipo de iniciativa por miedo a que le sea recriminada.
  • El incremento de estrés y ansiedad que genera el temor a perder el puesto de trabajo llevará a un mayor nivel de absentismo.
  • A mayor nivel de estrés, más accidentes laborales.
  • El empleado percibe que el compromiso con él es mínimo y entenderá que tampoco tiene sentido comprometerse con la organización.
  • Los compañeros se solidarizarán con el débil (en este caso el trabajador), creando un clima enrarecido.
  • La imagen de empresa se resiente de este tipo de conductas.



La situación es muy complicada, pero el miedo vende y los grandes titulares de prensa garantizan muchas ventas de periódicos y audiencias de informativos. Nuestra gente ya está en un ambiente bastante pesimista como para que nosotros juguemos con ello para disfrazar nuestras carencias e inseguridades. Es el momento de tirar del carro y para ello necesitamos más que nunca a nuestros equipos. Es posible que en algún caso debamos despedir a alguien, pero tendrá que ser de forma justificada, meditada y sin humillaciones. Si no lo hacemos así, estaremos haciendo un flaco favor a nuestra organización.

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