Satisfacción, motivación y compromiso

En muchas ocasiones vinculamos la satisfacción en el trabajo a la motivación y el compromiso hasta el punto de llegar a convertirlos en sinónimos. ¿Puede un trabajador insatisfecho en su trabajo estar motivado? ¿Pueden nuestros empleados estar comprometidos sin estar motivados?



Veamos las definiciones de la RAE:
  • Satisfacer: Cumplir, llenar ciertos requisitos o exigencias.
  • Motivar: Disponer del ánimo de alguien para que proceda de un determinado modo.
  • Compromiso: Obligación contraída.

Se trata de conceptos diferentes pero igual de importantes para nuestra gestión. Podemos encontrarnos con trabajadores que tengan muy alto el nivel de una de estas variables y muy bajo el nivel de las otras. No nos sirve de mucho un empleado satisfecho que no esté motivado o comprometido. 

A modo de ejemplo:
  • Un trabajador puede ser feliz porque tiene buen horario y un salario alto, pero no por ello estará motivado o comprometido. Tal vez su trabajo sea monótono, aburrido y sin aspiraciones de cambio.
  • Un trabajador puede estar motivado por conseguir sus metas profesionales pero insatisfecho porque no puede conciliar su trabajo con la vida familiar y, de momento, con su salario no llega a final de mes.
  • Un empleado puede estar comprometido con su empresa pero desmotivado porque su jefe no le delega tareas y no valora su trabajo.

El cuidado de cada una de estas tres variables por separado resulta fundamental para conseguir la máxima productividad de nuestras plantillas. Lamentablemente (o afortunadamente), no todas ellas dependen directamente de nuestra gestión, sino que hay variables externas e individuales, por lo que deberemos conocer cuales son las expectativas de cada uno de los miembros de nuestros equipos.

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